Imagina que vives en un pueblecido de costa y que un día te despiertas, abres la ventana y te encuentras con miles de toneladas de sardinas varadas en la costa.

Sí, sí, ni ballenas ni orcas ni delfines ni todos esos animales que solemos escuchar que aparecen varados. En este caso sardinas varadas.

Imagina que, sin salir de tu asombro, miras a un lado, miras al otro y la masa de sardinas varadas amontonadas en la orilla se extiende más allá de tu vista…

Así es cómo se despertaron los habitantes de Hakodate, una preciosa bahia en la prefectura de Hokkaido, la isla al norte de Japón, a principios de Diciembre.

¿Qué se podía hacer ante semejante crisis ambiental?

Pues… remangarse y…

¡recoger sardinas!.

100 personas se pusieron manos a la obra, entre los poquitos habitantes, los trabajadores municipales y algún representante de la industria pesquera. Con baldes y bolsas de plastico, mareados del olor del pescado que empezaba a pudrirse, se agacharon y con sus manos empezaron a recogerlas.

¿Por qué pasó?

Nadie lo sabe. Pero en vez de protestar, buscar culpables, señalar con el dedo tomaron una postura muy japonesa:

¡hacer lo que toca hacer!

Es es una filosofía muy de ellos, que es precisamente la que asegura que sea un país en el que todo funciona.

Funciona por su profunda responsabilidad sobre el trabajo bien hecho.

Y bajo estas premisas bucear en Japón no solo es fascinante, exótico, distinto, sino que es SEGURO.

Seguro porque obtienes aquello que te prometieron

Seguro porque sabes que todo va a ir sobre ruedas y según lo esperado

Seguro porque no dejan resquicio a lo incierto

Y cuando buceamos, sobre todo cuando cruzamos el mundo con una maleta llena de ilusión, lo que queremos es SEGURIDAD.

Por eso te propongo disfrutar de esa seguridad en los viajes de buceo que tenemos previstos para este año 2024.

Si me entero qué pudo pasar con aquellas pobres sardinas, ten por seguro que te lo contaré.

Mientras tanto.. ¿buscamos juntos posibles causas?

Me encantará leer tu propuesta en comentarios.